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  Las Dos Grandes Leyes Espirituales

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Presentación

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1 Cap.11
 
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Las Dos Grandes Leyes Espirituales
Descerrando el velo que oculta el Misterio de la Voluntad de Dios

Tercera Parte, Capítulo 8
EL MUNDO DENTRO DE LA LEY DE LIBERTAD - A RELIGIÓN Y LA SITUACIÓN ECONÓMICO-FINANCERA DE LAS NACIONES - VENTAJAS DE LA EDUCACIÓN ANGLOSAJONA SOBRE LA EDUCACIÓN LATINA

El movimiento espiritualista de los últimos tiempos es el corolario de una época en que la humanidad se viene esforzando para vencer los obstáculos, a menudo presentados, en la lucha trabada entre "constructores" y "destructores", positivos y negativos, adelantados y atrasados, altruistas y egoístas, Luz y Tinieblas, Verdad y Mentira: Bien y Mal. Esto es el aspecto exterior de una lucha interna, espiritual, con sus altos y bajos, con sus avances y retrocesos.

Así como sucede en las luchas externas, que son el resultado, sucede en las internas: lucha de pensamientos "positivos" y "negativos" en el individuo en particular, y siendo el "todo", la Humanidad, el conjunto de individuos, ella tiene que ser, por lo tanto, la exposición global de esa lucha de intereses en choque.

Debemos considerar que, si en un individuo esas luchas son ascendentes y descendentes, desde el nacimiento hasta la muerte, pues sus pensamientos "constructores" y "destructores" cambian de posición constantemente, como vencedores o vencidos, idénticamente sucede con la sociedad, en la cual existe heterogeneidad de espíritus y, por lo tanto, en lucha permanente. Pues bien, en la colectividad, como en toda la Naturaleza, se manifiesta sólo heterogeneidad, moral y materialmente, en los pensamientos y seres de toda especie; no siendo así en el Espíritu, en lo cual viven y se mueven todos los seres, que teniendo su origen en la homogeneidad de la Causalidad Universal, obedecen a una Única Dirección, reguladora y armonizadora de todas las cosas, aparentemente en completo desorden. Existe, pues, una Infinita Armonia en medio del Panorama Universal.

Por eso, vemos que en todos los tiempos, cuando este caos, desorientación, llega a su auge, en el Plan Universal, onde todo está previsto, está también predeterminada la venida de los grandes Restituidores de la Verdad; hecho que está aconteciendo en la actualidad, en que fracasaron todas las religiones, métodos y sistemas, y consecuentemente se impone una Reforma...

La humanidad desvió sus fines. Fue una experiencia, y como tal dolorosa, para encaminarse por un rumbo mejor.

El hombre no ha podido reformarse, a pesar de sus sabias inspiraciones, y por uno que progresó, quedaron millones por progresar. Las religiones, doctrinas, métodos o sistemas no son adaptables a todos los hombres en general; la inmensa mayoría está convencida de sus fracasos; nadie está satisfecho, porque en todos esos regímenes humanos existen vacíos que no satisfacen aun las elevadas aspiraciones de los más deseosos de su eficacia, porque ven en ellos solamente el interés personal, opuesto al bien colectivo, el Egoísmo substituyendo el Altruismo.

Esa mayoría, viendo el retroceso del mundo, se alejó de todos los obstáculos a su desarrolo, a la expansión propia de su naturaleza, sin sujetarse a disciplinas impuestas, dogmáticas, porque los falsos guías llevaron la humanidad al abismo...

Los más poderosos de mentalidad se sobreponen a la situación actual y, bajo su situación afortunada (?), en el ambiente mundial, buscan lanzar apelaciones en beneficio de la paz internacional; optimistas, naturalezas indomables, ven sus aspiraciones contrariadas por una infinidad de problemas nuevos, que surgen sucesivamente, unos tras otros, sin poder llevar a efecto sus más caros pensamientos de confraternización universal.

Los casos imprevistos, que se presentan constantemente, traen a todo el mundo envolvido en una sucesiva permuta de puntos de vista; la situación de los pueblos se ha tornado de una complejidad sin precedentes en la Historia.

La vida es más intensa, todos luchan por su bienestar económico; los hombres, como los Estados, tienen, cada día que pasa, mayores necesidades a atender: la preparación tecnico-científica, día a día, subdivídese por la multiplicidad de los descubrimientos, producto de la propia lucha por la existencia, que envuelve, simultaneamente, al individuo y a la sociedad. Las exigencias van en aumento; el mismo hombre ha aumentado sus necesidades; sería imposible despojarse de lo que ya ha conquistado; tiene que luchar por la adquisición de todo lo que se considera indispensable para la vida moderna.

En esta lucha ininterrumpida, los individuos, como las naciones, procuran ampararse en las organizaciones que, absorbendo el oro del mundo, transformaron la humanidad en campo de cultura de sus intereses de secta, dando como resultado pueblos pobres y pueblos ricos, según sus tendencias religiosas.

No podría hacerse un mínimo estudio sociológico, si no diésemos especial atención a los factores económico-financieros; principalmente a la religión, que no es en sí, como parece, la causa de la supremacía como de la decadencia de los pueblos.

Contemplando la vida de los países en relación a la religión, pueden observarse detalles característicos, que convidan a meditar.

Los pueblos desprovistos de los prejuicios de la iglesia de Roma, han dado un paso avanzado para el progreso.

Inglaterra, Banco del Mundo, donde se contaban las monedas de todos los paises, adquirió esa situación de predominio en las finanzas internacionales, principalmente porque sacudió con energía férrea el Parásito Monstruo, que absorbía los bienes económicos del gran pueblo británico, por muchos siglos convertido en colonia, esclavo económico, no de Roma solamente, mas de la iglesia Romana, para donde principiaron a salir anualmente, por ciudadano, los llamados "Saínt Peter's pence" (los peniques de San Pedro); ¡y, posteriormente, no solamente pence, pero millones de libras esterlinas!

Gran Bretaña separóse de la iglesia de Roma, y tacitamente cambió su situación económica: llegó a ser la primera potencia del mundo, posición que perdió debido a circunstancias posteriores a la Gran Guerra(1), que no fueron solamente a esa gran nación, más a toda la tierra, puesto que las consecuencias fueran generales a todas las naciones.

Alemania, otra esclava del régimen imperialista económico de la iglesia de Roma, antes de Gran Bretaña, sacudió el yugo del clero romano, y, gracias a las reducciones en las exportaciones de oro para el Vaticano, llegó al enorme progreso de que todos sabemos.

Los Estados Unidos de la América del Norte, el país del "dólar", debe, también, la supremacía mundial de su posición económico-financiera y, en consecuencia lógica, su gigantesco progreso en las Ciencias y en las Artes, al predominio casi completo de ideas antagónicas al "catolicismo romano".

El gran pueblo del Norte, con sus 160.000.000 de habitantes, pasó a ser el país más ricamente económico de la tierra, cuando cesaron las emigraciones de "águilas" para el Vaticano.

Francia debió, idénticamente, en su tiempo, el apogeo económico-financiero de que disfrutó, a su separación del Vaticano. El oro francés dejó de salir en óbolos para Roma, y Francia irguióse poderosamente, trazando los primeros pasos de la Democracia, que rapidamente se extendió a todos los pueblos del mundo; principalmente a los Estados Unidos de Norte América, donde fue convertida en "principio" de la soberanía del país.

Francia, cuna que fue de la Democracia y de la civilización occidental, desvinculóse heroicamente del Grande Pulpo Negro, y creció económicamente, a medida que se defendía de las sangrías, con que la iglesia pagana, insaciable de oro, aniquilaba al pueblo con sus extorsiones.

Francia salió victoriosa, conquistó una situación preponderante en el concierto económico-financiero mundial.

Veamos la situación de los pobres pueblos "católicos": España, que absorbió todo el oro del Imperio de los Incas hace más de cuatro siglos; que realizó la conquista mayor que pueblo alguno jamás hizo, y que durante los trescientos años de la dominación española en América, recibió millares de embarcaciones cargadas de oro y plata; España, el pueblo que se alimentaba con la fe "católica" romana; la gran nación, cuya reina Isabel "la Católica" pudo exclamar que en sus dominios no se ponía el Sol; España de los faustos católicos, con sus imágenes "venerandas" en todas sus ciudades y villas, con sus representantes cardinalicios, sus suntuosas catedrales, a que estado llegó? ¡Iglesia riquísima y pueblo paupérrimo! ¡Sacerdotes millonarios y pueblo atrofiado por las angustias!

Hagamos algunas preguntas: ¿dónde fue a parar toda la fabulosa riqueza que salió de América? ¿Qué hicieron del oro de los Incas, opulento pueblo de más de 10.000.000 de almas? ¿Qué hicieron de esas inmensas cantidades de oro del Perú antiguo, de la plata inagotable de la famosa mina de Potosí y de las portentosas riquezas del Imperio Azteca?

Todo lo que era de valor se embarcaba para España. ¡Ya es de imaginarse a donde fueron a parar tamañas riquezas! Vemos el fin de la noble España, el pueblo de idealistas, de grandes genios, sucumbir económicamente, como todos los pueblos "católicos"...

Portugual, pueblo hermano-religioso de España, necesitando de la protección británica para poder mantenerse; en una situación económica que contrasta con su poderío en el pasado, cuando disponía principalmente de las enormes riquezas que recibía de su colonia americana, el actual Brasil. Portugual siguió el camino trazado para los "pueblos-colonia", esclavos del Vaticano. Felizmente, él comenzó a ver sus errores, y procura el valeroso pueblo lusitano emanciparse del yugo de Roma.

La propia Italia, con el Vaticano, no pudo mantener su posición de dominio de antaño... Existe allá un Estado que vive dentro de otro Estado, y si ese Estado, el Vaticano, es tolerado, no lo es ya, en la actualidad, porque el pueblo italiano comulgue en su mayoría con los dogmas romanos, sino por causa de los beneficios económicos que atrae la sede de ese Gobierno, que tiene dominio sobre los almas creyentes en la veracidad de su religión...

Pasemos ahora a examinar, en estos tiempos de crisis económica por todos los países, cuales los que están en mejor situación: indiscutiblemente, los pueblos americanos, fabulosamente ricos en los tres reinos de la Naturaleza; son el granero del mundo!

A pesar de su aparente binestar, se nota miseria; grandes esfuerzos deberán hacer algunos Gobiernos para mantener estables sus situaciones financieras, cumpliendo sus compromisos. Todavía, para los pueblos expoliados por el Grande Pulpo Negro, que los había llevado a la miseria, ha empezado una nueva aurora de progreso económico, a medida que, mejor aparejados, se van emancipando de las influencias del clero de Roma. Con todo, vemos que casi todos ellos, excepto México, tendrán que emprender un esfuerzo más enérgico para libertarse de los eslabones de acero, que, como satánicos grillos les aprisionan la conciencia. Felizmente, nótase una fuerte reacción para librarse del pesado tributo que tienen que soportar, más por vanidad que por una convicción religiosa.

América no ha dejado de atraer las miradas codiciosas del Vaticano; hoy ella le merece especial atención, cuando los pueblos europeos, con la experiencia de tantos siglos, no lo toleran más.

Atraídos por el fausto deslumbrante de la iglesia romana, la mayoría de los "fieles" no se apercibe que en todos los barcos llegan a las naciones sudamericanas millares de sacerdotes, cuya vida se tornó insóstenible en el Viejo Mundo; ellos vienen a "hacer la América". ¡En cambio, el dinero, producto del esfuerzo de estos paises jóvenes, huye por millones para Europa!

Por razones económicas, y por simples razones de elevado nacionalismo, estos pueblos están en el deber de defenderse.

México emancipóse después de grandes esfuerzos, ¡y cuando tres cuartas partes de las propriedades de este país estaban en poder del clero romano!

Todos los Gobiernos de los países sudamericanos dictaron, desde hace algún tiempo, medidas legales coercitivas, prohibiendo los legados al clero en perjuicio de terceros, etc., etc.

En nuestra América opulenta, que resurge poderosamente con la juventud brillante y pujante de una nueva raza, minuto a minuto, vislúmbrase un despertar digno del progreso económico-financiero, y en todo el sentido, que merecen estos pueblos generosos, altruistas, donde encuentran guarida todas las razas, todos los hombres, ¡mas donde la explotación no debe ser tolerada!

Las generaciones nuevas de este Continente sacudirán enérgicamente los atavismos milenarios de una civilización que se despeña en Europa desde 1914; ¡y que amenaza avasalar por la religión, lo que no pudo hacerlo por otros medios!

¡Defendámonos a tiempo! Y la situación económico-financiera, fundamento del progreso en general, dará un portentoso avance, simultáneo con la evolución espiritual y material de estas jóvenes naciones.

Algunos escritores han dicho que la floreciente situación económico-financiera de los pueblos se debe a la influencia de otras ideologías religiosas que no la "católica", sin se apercibieren que, en realidad, no se debe a ese factor, mas sí porque cesaron las salidas de fuertes capitales para Roma...

Otros escritores, desconocedores del valor de la nueva raza sudamericana, atribuyen a factores raciales la decadencia de la civilización latina, considerando la raza anglosajona mucho superior. ¡Enorme error! ¡El mal no está en la raza, que, a su tiempo, dominó el mundo; la raza que ha producido tantísimos genios en todos los ramos del Saber! de donde salió la Democracia y las ideas más adelantadas de la civilización contemporánea.

No es cuestión de razas, es asunto de costumbres; es cuestión de educación del pueblo, que no debe ser abandonado al "catolicismo romano"; de ahí los defectos de la educación latina, ¡incomparablemente inferior a la educación anglosajona, que no entregó sus niños, sus jóvenes, los ciudadanos del futuro, a una educación dogmática, deprimente del espíritu, embotadora de la inteligencia!

La instrucción laica de los pueblos anglosajones fue que determinó el avance de esta raza. En la América nuestra, ya se hacen notar, con toda la nitidez, los resultados positivos de este sistema educativo.

Además, en la raza anglosajona vemos hombres-guias que, como Samuel Smiles y, con él, una pléyade de escritores extraños al dogmatismo enervante de la iglesia de Roma, forjaron la mentalidad de su raza.

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