Primera
Parte, Capítulo 8
PROFECÍAS DEL APÓSTOL SAN JUDAS A RESPECTO DE LA SUSTITUCIÓN DE LA IGLESIA
El Apóstol San Judas, en su Epístola Universal, refiérese, igualmente, como los otros Apóstoles, al fin de la Iglesia en la tierra y a su sustitución por una iglesia falsa:
"Porque disimuladamente se han introducido algunos impíos, ya desde antiguo señalados para esta condenación, que convierten en lascivia la gracia de nuestro Dios y niegan al único Dueño y Señor nuestro,
Jesucristo.
Quiero recordaros a vosotros, que ya habéis conocido de una vez todas las cosas, como el Señor, después de salvar de Egito a su pueblo, hizo luego perecer a los incrédulos;
Y como a los ángeles que no guardaron su principado y abandonaron su propio domicilio los reservó con vínculos eternos bajo tinieblas para el juicio del gran día.
Cómo Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, que, de igual modo que ellas, habían fornicado yéndose tras carnes ajenas, fueron puestas para escarmiento, sufriendo la pena del fuego perdurable.
También estos, dejándose llenar de sus delirios, manchan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores.
El arcángel Miguel, cuando altercaba con el diablo contendiendo sobre el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir un juicio injurioso, sino que dijo: Que el Señor te reprenda.
Pero estos blasfeman de cuanto ignoran; y aun en lo que naturalmente, como brutos irracionales, conocen, en eso mismo se corrompen.
!Ai de ellos, que han seguido la senda de Caín y se dejaron seducir del error de Balam por la recompensa, y perecieron en la rebelión de Coré!
Estos son deshonra de vuestros ágapes; cuando banquetean con vosotros sin vergüenza, apacentándose a sí mismos; son nubes sin agua arrastradas por los vientos; árboles otoñales sin fruto, dos veces muertos, desarraigados;
Olas bravas del mar, que arrojan la espuma de sus impurezas; astros errantes, a los cuales está reservado la oscuridad de las tinieblas para siempre.
De ellos también profetizó el séptimo desde Adán, Enoc, cuando dijo: He aquí que vine el Señor con sus santas miríadas.
Para ejercer un juicio contra todos y convencer a todos los impíos de todas las impiedades que cometieron y de todas las crudezas que contra Él hablaron los pecadores impíos.
Estos son murmuradores, querellosos, que viven según sus pasiones, cuya boca habla con soberbia, que por interés fingen admirar a las
personas.
Pero
vosotros, carísimos, acordaos de lo predicho por los Apóstoles de nuestro Señor Jesucristo.
Ellos os decían que a lo último del tiempo habría burladores que se irían tras sus impíos deseos.
Estos son los que fomentan las discordias, sensuales, que no tienen al Espíritu". (Vs. 4-19).
No podemos cerrar el entendimiento a la evidencia de los hechos consumados, pues, conociendo la Doctrina de la Obediencia, explícase, a la luz meridiana, el cumplimiento de las profecías, que fueron dadas para testimonio de la verdad enseñada en el Evangelio en su pureza primitiva.
Mas, donde encontramos incontables pruebas proféticas del extravío de la iglesia, en el sentido de ser presentada al mundo como verdadera, engañando a los hombres, es en el Apocalipsis de San Juan, de lo que nos ocuparemos en el Capítulo
siguiente.
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Dos Grandes Leyes Espirituales
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