Tercera
Parte, Capítulo 5
LA RELIGIÓN Y LA CIENCIA OFICIAL DENTRO DE LA LEY DE LIBERTAD
Si la Verdadera Doctrina del Señor hubiera sido enseñada sin
interrupción, es indudable que la humanidad sería otra: habría desaparecido el egoísmo individual, origen del egoísmo coletivo, causante de todos los
males humanos; la fraternidad tendría reinado en la Tierra, porque Cristo
habría vivido en todas las almas; el mundo habría sido totalmente redimido. Mas existe una Ley que impide el avance colectivo en todos sus órdenes, pues ni todos los hombres son amantes del progreso espiritual, por las
razones ya expuestas anteriormente. Con todo, el beneficio que recibiría el mundo siguiendo la Verdad habría atenuado, por lo menos, los grandes males ya sufridos, y los que vendrán, como consecuencia del extravío
moral de los falsos guías de la humanidad.
No procuremos recordar los males ya sufridos, porque existen razones para no condenar a los que desconocieron la Verdad.
No condenemos la generación presente, ni las próximas antepasadas, ya que el extravío se remonta a algo más de XVII siglos.
Soportemos la carga de nuestros antepasados, como una herencia "karmica" o un atavismo ancestral.
No podemos condenar a nuestros antepasados próximos ni remotos; no debemos convertirnos en jueces de las generaciones pasadas.
"NO JUZGUÉIS PARA QUE NO SEÁIS JUZGADOS, Y SI
JUZGAREIS, JUZGAD CON JUSTO JUICIO", dijo el Señor, "PORQUE CON LA MEDIDA CON QUE MIDIEREIS OS TORNARÁN A MEDIR."
Dejemos, pues, el pasado que horripila; levantemos los ojos al
presente:
¿Cuál es la situación actual del mundo? ¿Pudieron las religiones
salvarlo de sus desvaríos? ¿Progresó el mundo moralmente? Debemos
confesar que no; al contrario, creció la maldad, según estaba profetizado.
Si por un lado las Ciencias y las Artes dieron, desde el siglo
precedente, un gigantesco paso, en cambio, ese progreso, vanagloria de los sabios, recayó sobre el mundo, convertido en la espada de Damocles.
¡La sabiduría de los hombres, inconcientemente, labró su propia
destrucción!
¿Podría objetarse que la Ciencia no es culpada? Ella ha trabajado
para el bienestar de la Humanidad; ¡pobre del mundo sin Sofia! En que
estado de atraso nos encontraríamos? Ella se impuso un Ideal: el beneficio del mundo. Mas, no sólo con la Ciencia Humana podría vivir el mundo: la realidad lo tiene demostrado.
La Ciencia nada vale sin la Moral. Si la propia Ciencia pierde su
finalidad y se convierte en arma de Muerte y Destrucción, es porque el hombre ha cambiado el destino de la Antorcha, que ilumina los Manes que se
esfuerzan por el progreso material de sus semejantes.
Vemos que la Antorcha de la Ciencia nos ha arrastrado por mal
camino, a pesar de todos sus beneficios: pues ella propia nos hiere y ella misma nos cura, sin haber, todavía, compensación entre la herida causada y los alivios que nos da. Esto en cuanto a la materia. Mas, en cuanto a los
perjuicios morales, no existe Ciencia Humana que los cure, pues si ella no llegó aún a dominar la Materia, mucho menos podría hacerlo cuanto al espíritu: hay enfermedades incurables, tanto físicas como morales.
¡Y los sufrimientos morales se reflejan en el cuerpo, como los dolores físicos se reflejan en el alma!
El hombre no tiene sólo un cuerpo material. Tiene también un cuerpo espiritual. Mas no ha trabajado por la vida de ambos.
La balanza se inclinó, se rompió el equilibrio: el peso material
sobrepujó el lado opuesto, espiritual.
Unos son constructores y otros son destructores; y, todos beben de la misma fuente, la Ciencia.
La Ciencia Oficial se impuso con sus descubrimientos, y rige como
auxiliar de unos y de otros, porque se rompió la armonía.
La Religión cooperó con la Ciencia, aumentando, así, la desarmonía de la Humanidad.
El Culto Externo no pudo remediar la acción que le es propia, la cual recayó en desprestigio de la propia Religión.
Religión y Ciencia, creaciones de los hombres, armonizáranse; los
polos opuestos en apariencia, se unieron; y ambas se auxilian mutuamente. Los dos enemigos del mundo labraron el campo en que sus víctimas
perecerán: las guerras, las revoluciones, las pestes, y todas las plagas inherentes a estas fuentes de males.
La Religión ha desviado la Ciencia, destruyendo la Moral: Eva engañó Sofia, seducida por el Diablo, la Mentira.
Las dos amigas glorifícanse recíprocamente, bendiciendo sus obras. Los "descubrimientos" de una ayudaron a la otra; multiplicaron sus
propias invenciones. La Religión "bendijo" todo lo que es Bueno y todo lo que es Malo, porque le faltó el Discernimiento, y el "agua bendita" fué rociada a diestra y a siniestra: sobre hombres, monumentos, palacios, plazas, "iglesias", catedrales, basílicas, torres, puentes, navíos de toda clase, de pasajeros, de carga, acorazados, submarinos, cañones, torpedos, sables, espadas y armas de toda especie. ¡Todo fué bautizado, hasta los jardines zoológicos!
¡La Religión se transformó en una poderosa organización comercial e industrial, con filiales esparcidas por toda la
Tierra! El Egoismo y la
Ambición fueron su Fuego Sagrado... ¡y los hombres quedaron ciegos, como quien mira el Sol a la hora meridiana, en un cielo límpido, en un día
lindísimo de Estío! ¡Y en su ceguera les faltó la Conciencia de la Verdad!
Las Dos Amigas, Religión y Ciencia, tienen también sus divergencias: cada una de ellas pretende el predominio del mundo. Mas, en el
fondo, confraternizan, se perdonan mutuamente; y, como Reinas, dominan el
Intelecto y la Moral, conforme sus conveniencias. Mas, como son
ciegas, producto de su propia limitación, finitas, llenas de una vanidad insoportable, a hartarse con sus caprichos no veen las consecuencias: la muerte de la
"falsa ciencia" y de la "falsa doctrina", porque "su insensatez será manifiesta a
todos". (S. Mateo, 24:35; Apocalipsis, 18:7 y 8; II Timoteo, 3:9),
La Ciencia Oficial, producto de la Sabiduría humana, sobrevivirá a la Religión, mas también tendrá su fin, con el propio mundo.
Más de XVII siglos pasaron los hombres en el desconocimiento de la Verdadera Ciencia, la Ciencia de Dios, que Cristo enseñó a la Humanidad.
La inspiradora de la Verdad, porque se basa en
"Principios Absolutos"; la Ciencia que es según Dios, que es Ilimitado; ¡la Ciencia que es Luz Eterna, para quien se ilumina con sus rayos!
La Ciencia que viene de Arriba
"transforma las armas de guerra en arados", aniquila el Odio y exalta el Amor; destruye la Mentira y une a la Verdad. ¡Sustituye las tinieblas por la Luz Resplandeciente!
¡La Ciencia de Dios es la Gran Transmutadora!
La Conciencia Colectiva de la Humanidad se sublevará contra la
Mentira Religiosa, y la destruirá, ¡no permitiendo que ella pueda hacer más
víctimas!
Todo lo que tiene concepción humana tendrá fin. El hombre, terreno, limitado, imperfecto, transitorio, no puede producir lo espiritual,
ilimitado, perfecto, permanente.
Las concepciones, aparentemente humanas, que sobreviven son, siempre, inspiradas en el Aspecto Luminoso de Dios.
Constantemente, el hombre confunde las Tinieblas con la Luz y la Luz con las Tinieblas, y se produce el Caos. Ésta es la situación actual de la
humanidad, como ha ocurrido en todas las épocas.
Las Acciones y Reacciones se reproducen en todos los tiempos: es la
lucha entre el Bien y el Mal.
¿En esta Lucha, quién saldrá con la Victoria? El Bien, con sus armas, amparado en la coraza de la Justicia y en el escudo de la Fe, que descienden del Altísimo.
Cada día la lucha será más violenta:
"Guerra arriba, en los cielos: y guerra abajo, en la tierra. Y lucharán Miguel y sus ángeles contra el Dragón y sus ángeles; y lucharán el Dragón y sus ángeles contra Miguel y sus
ángeles."
Ambas potencias aumentaron en la Tierra: gran espiritualidad y gran materialidad. Esperemos el fin de la lucha; la Verdad abrirá camino: las
Tinieblas son temporales, la Luz es Eterna.
Y lo que es Eterno vence a lo que es temporal: la Luz vence las
Tinieblas, la Verdad vence la Mentira.
Y el campo de la lucha está en la conciencia de los hombres, y se
exterioriza en el mundo físico, en forma colectiva. ¿A que estado ha llegado la humanidad? Por sus frutos la conocereis: grandes guerras, fruto del
Egoísmo individual, constitutivo del Egoísmo colectivo; grandes guerras, frutos del Bien, conquistadoras del Bien colectivo.
"Mejoremos al individuo en particular, y mejoraremos la
colectividad. "Esto, para la Ciencia Oficial y para la Religión, fue imposible: los
hechos consumados y por consumarse lo comprueban y comprobarán.
Naciones "católicas" y naciones "protestantes", indistintamente,
entraron en guerras; y en general las "religiones" fueron vencidas; su
influencia fue esteril; fueron "medicinas" que, en vez de curar, mataron, ¡y
sirvieron solamente para "ayudar a morir bien" a sus victimas!
Las
"doctrinas" de hombres y de espíritus nada pudieron evitár, ni
podrán evitar: los hechos consumados ponen esto en evidencia.
Hay una Justicia Inmanente que a los
"libres" da según sus obras. Cada cual condénase con lo que aprueba; ¡hiérese a sí mismo, dentro de esta GRANDE LEY, DE LIBERTAD ILUSORIA!
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Dos Grandes Leyes Espirituales
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