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Tercera
Parte, Capítulo 3
LAS PROMESAS DENTRO DE LA LEY DE OBEDIENCIA
Además de las promesas de nuestro Señor Jesucristo, descritas en los Capítulos anteriores, continuemos con la exposición de la Doctrina del Amor y de la Luz, en sus aspectos principales y elementales.
"EL QUE RECIBE MIS MANDAMIENTOS Y LOS GUARDA, ÉSE ES EL QUE ME AMA; Y EL QUE ME AMA, SERÁ AMADO DE MI PADRE, Y YO LE AMARÉ Y ME MANIFESTARÉ A ÉL." (S. Juan, 14:21).
¿Por qué los hombres no reciben la Manifestación de Cristo, nuestro Señor? ¿Y por qué algunos, en su audacia temeraria, niegan la veracidad y hasta mismo la posibilidad de esa Manifestación, blasfemando así? ¿Por qué niegan la Omnipotencia de Dios, que es libre de manifestarSe a quien quisiere? Porque no cumplen Sus Mandamientos y Estatutos, y en verdad no aman a Dios, no aman
oír el Verbo Divino. No tienen el amor de la parte de Dios, y por tanto Él no Se manifiesta. ¡Benditos los que
oyen a Cristo, pues ellos conocerán la Verdad!
"DÍJOLE JUDAS (NO EL ISCARIOTE): ¿DE DÓNDE PROCEDE, SEÑOR, QUE TE HAS DE MANIFESTAR A NOSOTROS Y NO AL MUNDO?"
"RESPONDIÓ JESUS Y LES DIJO: SI ALGUNO ME AMA,
GUARDARÁ MI PALABRA, Y MI PADRE LE AMARÁ, Y VENDREMOS A ÉL Y EN ÉL HAREMOS MORADA."
"EL QUE NO ME AMA NO GUARDA MIS PALABRAS; Y LA
PALABRA QUE OÍS NO ES MÍA, SINO DEL PADRE, QUE ME HA
ENVIADO." (S. Juan, 14:22-24).
Esta promesa, como todas las que nos hizo nuestro Señor Jesucristo, es, pues, verdaderamente para los que Le aman; esto subentiéndese, para los que Le obedecen:
"Obedecer es amar". Obedecer es cumplir el fin para el cual venimos al mundo muchísimas veces, hasta hallar el Camino.
"OS HE DICHO ESTAS COSAS ESTANDO AÚN CON
VOSOTROS;
"MAS EL CONSOLADOR, EL ESPÍRITU SANTO, AL CUAL EL PADRE ENVIARÁ EN MI NOMBRE, ÉL OS ENSEÑARÁ TODAS LAS COSAS Y OS RECORDARÁ TODO LO QUE OS HE DICHO." (S. Juan, 14;25 y 26).
Estas palabras del Señor, mal interpretadas, son generalmente
comprendidas en el sentido de que el Consolador viene solamente a nuestro
espíritu, lo que es un absurdo; lo que significan, realmente, es "OÍR"
espiritualmente, con el OÍDO ESPIRITUAL ABIERTO, las palabras del Señor, conforme aconteció con los Apóstoles y, en general, con todos los que
siguieron la Sublime Doctrina, hoy enseñada, después de tantos siglos de
tenebrosidades.
Esta grandiosa promesa no es, pues, patrimonio de personas
privilegiadas. Ella es dirigida a cuantos creen con sinceridad, y
practican con
firmeza, perseverantemente, la Doctrina de la Negación de la voluntad
humana, substituyendo ésta por la Voluntad de Cristo, que es Obediencia a Dios.
La falsa comprensión de la Doctrina dio margen a todas las doctrinas falsas, que desviaron a la humanidad.
"PERO CUANDO VINIERE AQUEL ESPÍRITU DE VERDAD, ÉL OS GUIARÁ HACIA TODA VERDAD, PORQUE NO HABLARÁ DE SÍ MISMO, SINO QUE HABLARÁ LO QUE OYERE Y OS ANUNCIARÁ LAS COSAS QUE HAN DE VENIR."
"ÉL ME GLORIFICARÁ, PORQUE TOMARÁ DE LO MÍO Y OS DARÁ A CONOCER."
"TODO CUANTO TIENE EL PADRE ES MÍO; POR ESTO OS HE DICHO QUE TOMARÁ DE LO MÍO Y OS DARÁ A CONOCER." (S. Juan, 16:13-15).
En esta promesa se basa la perfecta comprensión del Evangelio,
revelado por nuestro Señor Jesucristo, después de dejar el mundo. Esto Él lo
hizo presentándoSe a Sus Apóstoles en el Espíritu, y enseñandoles lo que
antes no hubieran podido comprender. Así, cumpliéronse las profecías (y las promesas), según Él había declarado, también, al respecto:
"MUCHAS COSAS TENGO AÚN QUE DECIROS, MAS NO PODEIS COMPRENDERLAS AHORA." (S. Juan, 16:12).
Él reservóse, pues, terminar la enseñanza después de abandonado el cuerpo físico (el velo). Esto Él realizó con todos Sus Discípulos, en general, a quienes Se presentó, cumpliendo Su promesa. Él es, por lo tanto, el
Espíritu de la Verdad, que nos guiará a toda verdad, pues Él dijo:
"YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA; NADIE LLEGA AL PADRE SINO POR MÍ." (S. Juan, 14:6).
Esto quiere decir, con toda claridad, que sin el Espíritu de Cristo en
nosotros, jamás llegaremos al Padre. Para tanto es indispensable Su
Manifestación, como está expuesto, también, con estas palabras:
"ESTAS COSAS OS HE HABLADO EN PARÁBOLAS; LLEGA LA HORA EN QUE YA NO OS HABLARÉ MÁS EN PARÁBOLAS, ANTES OS HABLARÉ CLARAMENTE DEL PADRE." (S. Juan, 16:25).
Nuevamente, el Señor nos anuncia a todos los creyentes sin
excepción, Su Manifestación; principalmente en estos tiempos, para aquellos que con Fe practicaren la Verdadera Doctrina, conforme está profetizado.
"YO LES HE DADO LA GLORIA QUE TÚ ME DISTE, A FIN DE QUE SEAN UNO, COMO NOSOTROS SOMOS UNO." (S. Juan, 17:22).
Estas palabras indican el fin supremo que debemos empezar en la
tierra: la UNIFICACIÓN CON DIOS, fin único para el cual fuimos creados.
La palabra GLORIA, del Evangelio, debemos interpretar por
Potencia de Dios.
"MAS AHORA, LIBRADOS DEL PECADO, Y HECHOS SIERVOS DE DIOS, TENÉIS POR
VUESTRO FRUTO LA SANTIFICACIÓN, Y POR FIN LA VIDA
ETERNA."
"PORQUE LA PAGA DEL PECADO ES MUERTE; MAS LA
DÁDIVA DE DIOS ES VIDA ETERNA EN CRISTO JESÚS NUESTRO SEÑOR." (Romanos, 6:22 y 23).
Con estas palabras, cada cual debe ver la situación en que se
encuentra, y no dejarse iludir con doctrinas que son mandamientos de hombres o de espíritus.
"EN EL CUAL ESPERASTEIS TAMBIÉN VOSOTROS EN OYENDO LA PALABRA DE LA VERDAD, EL EVANGELIO DE VUESTRA SALVACIÓN; EN EL CUAL TAMBIÉN DESDE QUE CREÍSTEIS,
FUISTEIS SELLADOS CON EL ESPÍRITU SANTO DE LA PROMESA,
"QUE ES LOS ARRAS DE NUESTRA HERENCIA, PARA LA
REDENCIÓN DE LA POSESIÓN ADQUIRIDA PARA ALABANZA DE SU GLORIA." (Efesios, 1:13 y 14).
Confírmase, con estas palabras, que los creyentes quedan sellados con el Espíritu Santo, esto es, recibirán el Espíritu de Verdad y oirán la Voz
Espiritual del Señor (el Verbo Divino), estando aún en la
Tierra, como sucede actualmente con los hermanos que siguen la Santa Doctrina predicada en esta obra, testigos vivos de la sublimidad del verdadero Evangelio de Cristo, el Salvador del Mundo, el Libertador del Pecado.
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Dos Grandes Leyes Espirituales
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