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  Las Dos Grandes Leyes Espirituales

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Presentación

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2 Cap.3
 
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Las Dos Grandes Leyes Espirituales
Descerrando el velo que oculta el Misterio de la Voluntad de Dios
Segunda Parte, Capítulo 2
LA SOCIEDAD TEOSÓFICA

La "Sociedad Teosófica" (fundada en Nueva York en el año de 1875 por uno de los mayores exponentes del Espiritualismo del siglo diecinueve, Helena Petrowna Blavatski, con la cooperación del Coronel Henry P. Olcott) abrió en toda la tierra una nueva era de progreso espiritual: las sectas del Budismo fueron conocidas y difundidas por todos los países, donde no faltaron intelectuales y personas de todas las categorías sociales que se unieron a sus filas.

Sin embargo, el apogeo de la Sociedad Teosófica duró pocos años, debido al hecho de haber sido desviada de sus fines poco tiempo después de la desencarnación de sus Fundadores, ya mencionados. Por este motivo, la Sección Nacional Norteamericana, la más numerosa de la Sociedad, se emancipó, seguiendo los rumbos que habian determinado su fundación. Pues la sucesora de Madame Blavatski, Dra. Annie Besant – a pesar de los relevantes servicios prestados a la Sociedad Teosófica, con la publicación de numerosos libros y folletos – , tomó una orientación diferente, pasando a organizar, desde la nueva sede de la Sociedad trasladada para Adyar, Madras (India Inglesa), varias otras sociedades, que funcionaban dentro de la Sociedad Teosófica. Procediendo así, se abandonó los fines primordiales de la Sociedad, ya que, conforme la acta de fundación, en Nueva York, debería ceñirse únicamente, de acuerdo con las instrucciones de los Maestros, espíritus de Morya y Koot Hoome, inspiradores de Madame Blavatski, a los seguientes postulados:

"1º - Formar un núcleo de fraternidad universal de la humanidad, sin distinción de nacionalidad, sexo, secta, casta o color;"

"2º - Estudio comparativo de las diferentes religiones, filosofías y ciencias. Principalmente la comparación de la religión cristiana con las demás religiones orientales;"

"3º - Desarrollo de los poderes psíquicos latentes en el hombre."

"Los dos primeros postulados son obligatorios para todos los miembros; no así el último, que es reservado para los que tengan aptitud."

En lugar de un "núcleo", se formaron muchas asociaciones diferentes, y en lugar de dedicarse los téosofos al estudio comparativo de la Religión de Cristo con las demás religiones, se volvieron ellos, en su mayoría, anticristianos, siguiendo diferente sectas del Budismo, y cooperando con algunos seudomaestros de la India, en su afán de generalizar en toda la Tierra sus creencias, que, como dijimos, estaban desviadas del verdadero Budismo, ya que a los cien años de la venida del Buda existían en la India algunos cientos de conventos, con prácticas diferentes a las enseñadas por Él.

Y en la actualidad son incontables esas sectas, llegando al extremo de cada maestro, en la India, tener métodos diferentes de los demás. En resumen, tantas sectas como maestros.

A este resultado llegaron, tan opuesto al delineado por la Fundadora de la Sociedad Teosófica, quien em sus obras (no pudiendo terminar esse estudio comparativo de la Religión de Cristo con las demás religiones orientales, que ella había empezado) recomendó, precisamente, que los miembros mas capaces de la Sociedad Teosófica, prosiguiesen en aquella tarea. ¡Y paradoja del Destino!, pues Madame Balvatski, en su obra monumental, "La Doctrina Secreta", dijo: "La Religión Cristiana es la mayor de todas las religiones y, por lo tanto, la más difícil de compreender."

Y, por último, la imposición que la Dra. Besant había hecho con el apoyo moral de su presentación, del nuevo "Instructor del mundo", Krishnaji o Krishnamurti, causó la separación de muchísimos miembros de la Sociedad Teosófica, que no lo aceptaron como tal, porque él se oponía al principo cristiano de que el Señor sólo vendría en el fin del mundo y no nuevamente encarnado. Con esto, la Sociedad Teosófica quedó dividida en dos grandes grupos: creyentes y no-creyentes en el nuevo Instructor.

Entonces, cuando en Adyar se apercebieron de la caída inminente de la Sociedad (después del estupendo fracaso de Krishnamurti en los Estados Unidos, donde los periódicos y revistas lo atacaron, y después de la desmoralización de sus conferencias en Omen, Holanda, que ocasionaron la disolución de la "Orden de la Estrella"), de allá fueron enviadas circulares para evitar la ruina de la Sociedad Teosófica, a todas las Secciones Nacionales, aconsejando a los "Consejos Seccionales" que dejasen a todos los miembros en completa libertad para aceptar cualquier camino espiritual que quisiesen. Pero, la resolución llegó demasiado tarde: muchas logias cerraron; y no obstante haberen dado libertad de acción a todos los asociados, la chispa del "cisma" había empezado, dando origen a facciones pro y contra, especialmente entre los dirigentes de esa Sociedad, que en cada país adoptaron una política diferente. Así, algunos Secretarios de las Secciones Nacionales renunciaron a sus cargos y se demitieron de la Sociedad Teosófica, considerando que ella ya había cumplido sus fines, con la presentación de Krishnamurti, que aceptaban como nuevo Instructor Mundial. Tal actitud fue tomada, por ejemplo, por los Secretarios de las Secciones de Argentina y de la República Oriental del Uruguay. 

Otros, mantuviéronse en su puesto de combate, luchando siempre por la aclaración de lo que acreditan ser real, de acuerdo con el lema de la Sociedad Teosófica: "NO HAY RELIGIÓN MÁS ELEVADA QUE LA VERDAD."

Debemos advertir que en la Sociedad Teosófica rige y debe regir la libertad de conciencia de sus componentes, que, de acuerdo con declaración expresa de la Fundadora, son libres de aceptar o no cualquier Instructor, pudiendo mantener controversias, cada cual defendiendo su punto de vista, con toda energía, mas dentro de la educación y respeto, que mutuamente merecen.

Debemos aclarar también que si la Sociedad Teosófica no ejecutó de modo eficiente el segundo postulado, de acuerdo con las sugestiones ya citadas, de la Fundadora, y que si los teósofos se limitaron en sus libros a citar los puntos en que todas las religiones coinciden (excerptas de las obras de H. P. Blavatski), fue porque los continuadores de Blavatski desviaron la Sociedad para el Budismo, ya desfigurado hace decenas de siglos.

El conocimiento del Evangelio primitivo de Cristo, tema principal de esta obra, servirá de auxílio valioso para todos los teósofos sinceramente amantes de la investigación de la Verdad.

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