Presentación del Autor

A mis carísimos hermanos de la Sociedad de Filosofia Transcendental

Con el profundo amor que os dedico, accedí en atender vuestros insistentes ruegos para que proporcionara un libro que sirviera para llevareis adelante vuestro ideal de renovación espiritual; y que al mismo tiempo sirviera para atraer otras almas al Camino, que verbalmente os enseñé, y por el cual tantísimas manifestaciones habéis recibido de la veracidad de la Doctrina Oculta del Cristo; porque el Evangelio, como habéis verificado, no se basa en simples palabras, sino en la potencialidad espiritual, en los "dones ocultos", que reciben los que adoptan la Verdad, no siguiendo la sabiduría de los hombres, mas la interpretación dada por el Espíritu Santo.

Os proporciono esta obra, en la cual está el Mensaje más grandiosamente sublime que puede darse al mundo. Sed, pues, cooperadores activos del Evangelio de la Salvación Eterna, para que así, en la medida de lo que habéis recibido, os hagáis predicadores de la Buena Nueva, teniendo presente el galardón que os espera...

Vuestra perseverancia constructiva me animó por la Voluntad de Dios, a Quien obedecemos en nuestro corazón, a aplazar mi proyectado viaje al exterior, para ampliar en Brasil la Sociedad de Filosofía Transcendental, que servirá de base para la reedificación de la Iglesia Cristiana Primitiva en su pristina pureza.

¡Heraldos de la Verdad! Proseguid con entusiasmo la propagación del Evangelio de la Obediencia a Dios, para que así vuestros "dones espirituales" se amplíen, y todos vosotros seáis, cada vez más, auxiliados por el Espíritu de Cristo, creciendo y haciendo Él todas las cosas en nosotros con Su Sabiduría y Potencia, y podamos, así, contener la obra satánica, que en todas las épocas se ha levantado en oposición a la Verdad.

Vosotros, como testimonios vivos de la Potencia del Evangelio y de las maravillas que se operan con el auxilio del Señor, sois los "escogidos" para esparcir la semilla santa en los corazones puros de aquellos que sinceramente aman a Dios y a Su Hijo Jesucristo.

Como sabéis, pensaba hacer conocida de inmediato la Doctrina en los Estados Unidos de la América del Norte, donde la Democracia tiene profundísimas raíces. Mas, guiado por el Espíritu, desistí de ausentarme, por algún tiempo, al sentir en este gran país las garantías necesarias, de par con un clima propicio para la germinación de la semilla de la Luz, iluminadora de las almas que siguen las huellas del Divino Maestro de Galilea.

De lo Alto recibisteis muchos de vosotros la confirmación de mis palabras del Evangelio que adoptasteis; y, si el Espíritu de Dios ha confirmado con "dones espirituales” y demostraciones indudables en cada uno de vosotros ser éste el Santo Evangelio, Él en vosotros, con Su Potencia os ampare en todas vuestras obras y libre de la acción nefasta del espíritu del Anticristo, que poseen todos los que, ofendiendo a Dios, negaren Su Omnipotencia, dudando de la promesa de Su Manifestación Espiritual, o atribuyeren los "dones espirituales" con que son colmados los siervos verdaderos del Señor, dentro de la Doctrina que recibisteis, a fuerzas contrarias, como aconteció y tendrá que acontecer, ya que el propio Señor de Gloria fue acusado de endemoniado por aquellos que, en verdad, obedecían al Príncipe de la Potestad del Aire, que vive en los hijos de la Desobediencia, conforme declaró San Pablo Apóstol, al cual también clasificaron de loco. Estos antecedentes os sirvan de estímulo y de prevención contra las astucias del "rey de este mundo”, que ciega los entendimientos, "recurriendo a los artificios del error, con toda suerte de engaños” para que no resplandezca la Luz Divina del Camino que conduce a la Unificación con Dios.

Felizmente, la "Estrella de la Mañana” iluminó vuestro entendimiento, y el Espíritu Santo que habéis recibido con la Mente de Cristo os amparará en el Camino, convencidos en vuestras almas del verdadero concepto que tenéis, ahora, de Dios y de Su Cristo.

Hermanos de la Sociedad de Filosofía Transcendental de las Secciones Nacionales de los países sudamericanos, y todos los que os encontráis dispersos por las diversas naciones del mundo:

Recibid las enseñanzas que contiene esta obra como el mejor presente descendido del Omnipotente, que os protegerá en los "tiempos angustiosos", por los cuales desde hace algunas décadas atraviesa todo el mundo. 

Salúdaos afectuosamente vuestro Instructor y Hermano en Cristo.

Julio Ugarte y Ugarte

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Las Dos Grandes Leyes Espirituales
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