Tercera
Parte, Capítulo 7
BENEFICIOS INDIVIDUALES Y COLECTIVOS DENTRO DE LA LEY
DE CRISTO
Lo que no pudieron hacer la Religión ni la Ciencia Oficial, podrá realizar la Ciencia Divina, dentro de la LEY DE OBEDIENCIA: reformar el individuo por el desarrollo del
Discernimiento.
Debemos reconocer que es Dios, dentro de la LEY PERFECTA que enseñó en la persona de Jesús, el Cristo, el único que puede transformar nuestra conciencia, y, consecuentemente, transformarnos externamente como hombres; pues, materialmente, en nuestros actos somos reflejos fieles de nuestras
conciencias.
Transformemos el
"hombre interior", el espíritu, y tendremos
conseguido transformar el "hombre externo".
El "hombre interno" está sujeto a una Ley, que actúa sobre él cuando se pone en armonía con la Fuente de todo
Bien.
Dentro de esa Ley, renueva su mentalidad, progresivamente,
volviendo al TODO, de donde nació (dícese que el espíritu humano fue
absorbido por la Divindad); pues él no reconocerá otra LEY espiritual, sino la VOLUNTAD DE DIOS, con la cual se identificará, recibiendo los
beneficios inherentes a la posesión del conocimiento de la
Realidad.
Dios manifiéstaSe en el espíritu que cumple Su LEY SUPREMA, que es Su
VOLUNTAD.
El espíritu del hombre cambió su mentalidad perecedera por la
Mente de Cristo, que es el SUPREMO ESTADO DE CONCIENCIA que nos une a
Dios.
Pregunto al mundo entero: ¿Se ven unidos a Dios, dentro de la
libertad humana? Imposible.
Parecerá hasta locura que el
"Hombre interior" pueda unirse a Dios, estando en la tierra; hecho concebible para la mayoría de los "libres" más evolucionados, de efectuarse solamente en el Cielo, abandonado el
cuerpo material, e imposible para los denominados
"religiosos", que jamás concibirán la
realización de la Unidad del Espíritu.
En pensamiento nadie puede verse unido a Dios dentro de la LEY DE LIBERTAD, que es la LEY a que obedecen los que se encuentran en el
Error.
En ninguna religión o escuela filosófica que sostenga el
"libre albedrío" (situación en que están todas ellas), el hombre jamás conseguirá unirse a
Dios.
Obedeciendo a Dios, en nuestros almas, nos unimos a Él,
mentalmente, haciendo Su Voluntad; anulando nuestra voluntad
ilusoria.
Y, si yo hago la Voluntad de Dios; más claramente, si Él en mi hace Su VOLUNTAD, ¿donde está mi voluntad? Desapareció. Qué voluntad tengo entonces? Mi Voluntad Divina, que viene del Alto, mí Yo Eterno.
No hay otra LEY, ni puede existir LEY superior a ésta, que es la LEY por la cual Dios hace Su Voluntad en la tierra, en cada uno que cumpla esta LEY, dentro de Sus Mandamientos y Estatutos.
Si yo veo Mi Voluntad, que hace todo, tendré que ser
tolerante; tendré que perdonarme a mí mismo en los demás, porque no veré otra LEY ESPIRlTUAL, sino Mi Voluntad Omnipotente. Es la razón por la cual debemos perdonar las ofensas...
El Odio no puede existir en nosotros, porque todo es el resultado de Nuestra Propia
Voluntad...
Y, llégase a concebir que la Materia no es una realidad absoluta; y la vida material como si fuera un
sueño.
Los sufrimientos son amenizados por el conocimiento de la Verdad, que nos salvó de la LEY DEL PECADO Y DE LA
MUERTE.
Si la Doctrina Oculta de Cristo no fuese la verdad, de todos los
modos sería aceptable, por los beneficios que traería al mundo. Pues, las costumbres cambiarían por completo; esto sea dicho para los incrédulos, que siempre tendrán que existir, porque la Verdad no puede ser
comprendida por aquellos que no estean "inscritos en el Libro de la
Vida".
Todo recibiríamos de lo Alto, estaríamos en la Verdad. Y, creciendo la Verdad en nosostros, llegamos a comprender el porque de la Vida y de la
Muerte.
Renacemos espiritualmente, y somos, también, habitantes de los Cielos, del Espíritu, y podríamos repetir con San Pablo:
"Vivo, ya no yo, mas Cristo vive en mí", y estas otras palabras de Dios en la boca del
mismo Apóstol: "Nosotros no moramos en nuestros cuerpos, nosotros
vivimos y nos movemos en el Espíritu". (Gálatas, 2:20).
Para las personas materiales, este lenguaje es incomprensible, mas dentro de la LEY DE CRISTO todos los Misterios son desvendados, aunque todo no se pueda explicar com claridad, al alcance de todas las
inteligencias.
Unificados en la Voluntad, conoceremos Nuestra Voluntad Divina, SUPREMA LEY A QUE CONCIENTE O INCONCIENTEMENTE OBEDECE TODO EL UNIVERSO ESPIRITUAL, diremos así, ya que la Verdad no sería comprensible en un estado de conciencia materializado por nuestra
"voluntad inferior" o humana.
¡Sabiendo que obedecemos, pidamos para obedecer la
Verdad!
En el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo (aunque lleno de
adulteraciones, consecuencia de la interpretación dada por hombres incapaces, pues son así los que están dentro de su
"libre albedrío", en cuyo estado no son oídos en sus ruegos ni
"ayunos", porque están fuera de la LEY DE DIOS, en Cristo, que es Su Voluntad)
no se encuentra un solo ejemplo, una única palabra del Señor Jesucristo, de que Él, como hombre, se
declarase "libre"; y, ¡en los Apóstoles, que tuvieron el mismo Espíritu de Cristo, tampoco hallamos ninguna confesión semejante! ¡Vemos todo lo contrario! El único realmente LIBRE es
Dios.
¡Establecido el
"libre albedrío", desapareció el Conocimiento del Cristo! ¡Eso fue lo que
aconteció!
La Santa Doctrina, hoy, resurge para el bien de los que, en este
ciclo, faltan para completar el número de aquellos que deben uníficarse
al Espíritu Eterno, mediante la REDENTORA LEY DE OBEDIENCIA.
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Las
Dos Grandes Leyes Espirituales
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